15/03/2025.

El fútbol no solo es el deporte rey, sino también un reflejo de la sociedad. En un mundo globalizado, donde los equipos se nutren de talento internacional y los estadios reciben a aficionados de todos los rincones, parecería que la diversidad debería ser uno de los pilares del juego. Sin embargo, el racismo en LaLiga sigue siendo un problema persistente, una sombra que opaca la grandeza del fútbol español y deja en evidencia fallos estructurales en la gestión deportiva y la falta de acción contundente por parte de los clubes.

No es un problema nuevo. Desde los cánticos dirigidos a Samuel Eto’o hace dos décadas hasta los recientes episodios que han tenido a Vinícius Jr. como principal afectado, los insultos racistas en los estadios han sido un vergonzoso denominador común en LaLiga. Y lo peor: la sensación de impunidad que rodea estos hechos.

Ante este panorama, surgen preguntas inevitables: ¿están realmente preparados los clubes para gestionar el racismo dentro y fuera del campo? ¿Existen protocolos efectivos o solo se actúa cuando un escándalo estalla en redes sociales? ¿Se toman medidas estructurales en la gestión de entidades deportivas para erradicar este problema, o todo se queda en campañas publicitarias sin impacto real?

El racismo en LaLiga: un problema recurrente con respuestas insuficientes

Los incidentes de racismo en LaLiga no son hechos aislados. Si miramos hacia atrás, encontramos ejemplos que demuestran la persistencia del problema y la falta de una respuesta contundente. Samuel Eto’o (2006): Durante un partido contra el Zaragoza, el camerunés casi abandonó el campo tras recibir insultos racistas. Su reacción visibilizó el problema, pero las sanciones fueron mínimas.

Dani Alves (2014): En un partido entre el Barcelona y el Villarreal, un aficionado lanzó un plátano al brasileño cuando iba a ejecutar un córner. Alves respondió comiéndoselo, y la campaña #SomosTodosMacacos surgió como un acto de reivindicación. ¿Pero se tomaron medidas serias? Apenas una multa al club y la expulsión del aficionado.

Iñaki Williams (2020): El delantero del Athletic Club fue insultado en un partido contra el Espanyol. LaLiga identificó a los infractores, pero la sanción fue simbólica.

Vinícius Jr. (2023-2024): Su caso ha sido el más mediático y, probablemente, el que más ha puesto en evidencia las carencias en la gestión deportiva frente al racismo. El brasileño fue víctima de insultos en repetidas ocasiones, en estadios como Mestalla y Son Moix, y la falta de reacción inmediata por parte de los árbitros, la federación y los clubes generó una ola de indignación global.

Cada uno de estos episodios dejó claro que las medidas contra el racismo en el fútbol español siguen siendo tibias. Y lo más grave: la sensación de que, mientras no haya presión mediática, las cosas seguirán igual.

¿Qué hacen (y qué no hacen) los clubes frente al racismo?

En teoría, los clubes de LaLiga tienen protocolos contra el racismo. Se han implementado campañas de concienciación, sanciones económicas y suspensiones parciales de estadios. Pero la pregunta clave es: ¿han servido de algo?

Las multas y cierres parciales de estadios son simbólicos. Aficionados reincidentes siguen asistiendo a los partidos, y los clubes rara vez emprenden acciones legales contra ellos.

Los jugadores no sienten apoyo real. Cuando Vinícius Jr. pidió que se detuviera un partido por insultos racistas, la reacción fue tardía y poco contundente. A menudo, los futbolistas son quienes tienen que alzar la voz y tomar la iniciativa para que las autoridades actúen.

No hay formación obligatoria en diversidad. Mientras que en la Premier League los jugadores y el personal técnico reciben formación en inclusión, en LaLiga este tipo de programas apenas existen o son voluntarios.

Las aficiones siguen sin ser un foco prioritario. En Inglaterra, si un grupo de aficionados insulta a un jugador, el club actúa de inmediato con vetos y expulsiones de por vida. En España, rara vez se toman medidas drásticas contra los grupos ultras responsables.

El problema de fondo es que muchos clubes gestionan estos episodios con una visión de "control de daños" en lugar de atacar la raíz del problema. La reacción estándar es lanzar un comunicado, condenar el racismo en redes sociales y pasar página hasta el próximo incidente.

El impacto en la imagen de LaLiga y los patrocinadores

El racismo no solo afecta a los jugadores, sino también a la reputación de LaLiga y a las empresas deportivas involucradas. Hoy en día, los patrocinadores buscan asociarse con valores positivos, y un campeonato con recurrentes incidentes de racismo no es atractivo para las marcas.

Marcas globales podrían reconsiderar sus inversiones en clubes con antecedentes racistas. Empresas como Nike, Adidas o Emirates no quieren ver su imagen vinculada a un torneo donde los jugadores no se sienten protegidos.

La pérdida de atractivo internacional es una amenaza real. La Premier League es la liga más rentable del mundo porque vende una imagen de inclusión y diversidad. Si LaLiga no soluciona este problema, su valor de mercado se verá afectado.

El impacto en derechos de TV. La globalización del fútbol depende en gran medida de la venta de derechos televisivos. Si LaLiga sigue acumulando escándalos de racismo sin respuestas contundentes, puede perder interés en mercados clave como Estados Unidos y Asia.

La gestión de entidades deportivas no puede permitirse ignorar este problema. Si los clubes no actúan, el daño será irreversible.

¿Cómo debería gestionarse el racismo en el fútbol español?

Si realmente queremos ver cambios, los clubes de LaLiga deben adoptar un enfoque más serio y estructural en su administración deportiva:

Tolerancia cero con los aficionados implicados: Vetos de por vida, prohibición de acceso a los estadios y colaboración activa con las autoridades para sancionar penalmente los actos racistas.

Formación obligatoria para jugadores y cuerpos técnicos: Crear programas de sensibilización como los que ya existen en la Premier League y la Bundesliga.

Sanciones reales a los clubes que no actúen: Si un equipo permite que su afición incurra en actos racistas y no toma medidas, debería enfrentarse a puntos de sanción en la clasificación.

Protección inmediata a los jugadores: Parar los partidos cuando se produzcan insultos racistas y establecer un protocolo claro que proteja a los futbolistas en tiempo real.

El momento de actuar es ahora

El racismo en LaLiga es un problema serio que no se solucionará con comunicados de prensa o campañas de marketing. Es hora de que los clubes tomen responsabilidad real y que la gestión deportiva en España evolucione para garantizar un fútbol más justo y seguro para todos.

El fútbol español está en un punto de inflexión. La pregunta es: ¿será recordado como una liga que ignoró el problema hasta que fue demasiado tarde o como un campeonato que tomó medidas contundentes y erradicó el racismo de sus estadios? La respuesta está en cómo gestionemos este desafío desde dentro.

 

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